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El fanatismo (del francés fanatisme, y este de la raíz de fanatique,[1][2] 'fanático' e -isme) es el apasionamiento o actividad que se manifiesta con pasión exagerada,[3] desmedida, irracional y tenaz de una religión, idea, teoría, cultura, estilo de vida, persona, celebridad o sistema, entre más aspectos que podrían desencadenar un fanatismo. El fanático es una persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias y opiniones. También es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo o alguien.[4]
El psicólogo de la religión Tõnu Lehtisaari definió el término fanatismo como la búsqueda o defensa de algo de una manera extrema y apasionada que va más allá de la normalidad. El fanatismo religioso se define por la fe ciega, la persecución de los disidentes y la ausencia de la realidad.[5] Hoy en día, se usa mayormente para designar a las personas profusas en su proselitismo hacia una causa religiosa o política, un deporte, pasatiempo o hobby, o hacia una persona a quien idolatra.
Psicológicamente, la persona fanática manifiesta una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y/o monomanía persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas veces hasta indiscriminado y violento.
Relativo a las ideologías, el fanatismo se refiere a las creencias de una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad. La ceguera que produce este apasionamiento puede llevar a que la persona fanática se comporte, en ocasiones, de manera irracional y/o extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, con el fin aparente o manifiesto de mantener esa creencia, considerada por el fanático o fanáticos como la única verdad. Uno de los clásicos sobre fanatismo y movimientos ideológicos, El verdadero creyente, se publicó en 1951.[6] Su autor es el filósofo Eric Hoffer.
La importancia de una buena definición de fanatismo estriba en los problemas éticos que genera en la mayoría de los casos que serán considerados. Cabe señalar que en este sentido, el fanatismo no se define tanto por la racionalidad o irracionalidad del pensamiento de la persona fanática (eso atañe más propiamente a la locura, que es estudiada por la psicología, a la lógica, y a otros campos de conocimiento), sino más bien por sus actitudes o comportamientos, ya que son éstos los que producen problemas éticos (véase libertad de expresión).
Existe el caso del fanatismo positivo (no en contra de algo o alguien). Para hablar de ello, primero debemos definir otro término, tomado del inglés: fan.
Un fan o fanático, simpatizante, aficionado, seguidor, admirador es una persona que siente gusto y entusiasmo por otra persona o por cierto objeto. El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para referirse a admiradores de una persona o un grupo determinado de personas.